El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, expulsó a las monjas que eran miembros de las Misioneras de la Caridad, una organización religiosa fundada por la Madre Teresa, y las envió a pie a Costa Rica. También se cerraron dos estaciones de televisión católicas en un esfuerzo por sofocar las críticas al régimen.
El 28 de junio, el gobierno de Ortega anunció el cierre inmediato de 101 ONG, incluidas las Misioneras de la Caridad, por presuntamente trabajar en contra de los intereses del gobierno.
Desde los disturbios civiles de abril de 2018, el gobierno ha reprimido las voces de oposición. 150 líderes de la oposición, incluidos aquellos que expresaron su voluntad de postularse para la presidencia el año pasado, siguen en la cárcel. La administración también revocó el estatus legal de 758 ONG, incluidas 42 organizaciones extranjeras.
Las Misioneras de la Caridad han estado trabajando en Nicaragua desde 1988. La organización administra centros de atención de emergencia, una guardería para niños de familias pobres y centros para la rehabilitación de adolescentes abandonados o maltratados.
También cuenta con un hogar de ancianos en la ciudad capital de Managua y un programa de empoderamiento escolar para estudiantes en riesgo de delincuencia.
El gobierno acusó a las Misioneras de la Caridad de “incumplir con sus obligaciones” y de “no cumplir” con la ley antiterrorista.
En marzo pasado, Nicaragua también expulsó al representante del Vaticano.